martes, 25 de agosto de 2009

Nadie pone a la muñeca en un rincon

Una vez existio una pobre y vieja muñeca rota en un rincon, abandonada por su 
dueña y rechazada por una y mil niñas mas. Su carita toda sucia, sus ropas roidas y acabadas,
la infeliz muñeca estaba sola, sola y triste, despreciada y no tenia esperanza de ser feliz.

Ya no guardaba esperanza alguna, pasaba cada dia sin esperar nada en su rincon, seguia alli
porque no podia moverse, resignada a la vida que creia merecer. A sus ojitos no era mas que una
mugrosa muñeca sucia, sucia y fea, corriente y nada en comparacion a las demas, ella sufria en su 
lugarcito oscuro, sufria pero no esperaba que pudiera haber nada mejor. Porque nadie querria a esta 
muñeca, nadie la querria a ella, mucho menos la amaria nadie como a las demas.

Asi pasaron dias, meses y años de profunda soledad, el rincon cada dia parecia mas oscuro, y ella cada dia
parecia morir mas. Con el tiempo ya no sentia, ni el dolor ni nada mas, no recordaba la alegria, la
compañia ni la amistad.

Entonces, cuando todo parecia mas negro que gris, cuando ya la muñeca se habia resignado a esta forma 
de morir, aparecio una luz en el cuarto, tan brillante que casi hizo doler sus descoloridos ojos, iluminando
todo su ser. Sintio verguenza de que su desgarbada figura fuese observada, y por alguna extraña razon
deseo volver a la comoda y oscura tristeza que era todo lo que habia podido conocer. Tenia miedo de que 
alguien la mirara, de ser rechazada y lastimada una vez mas, rogaba en doloroso silencio que la luz 
se apagara y dormir sola una vez mas.

Sin embargo se tendio frente a ella una mano, pequeña y suave, que la tomo con cuidado y la coloco
sin miramientos cerca de su corazon. En este abrazo inesperado, incomprensible, la muñeca decidio 
abandonarse y descansar un poco de su dolor, porque no sabia como, quien o porque, pero en aquel
momento solo existia ese abrazo y por una vez en su vida creyo que podria ser feliz aunque fuera 
solo un poco.

La niña habia venido de algun lugar desconocido y no se podia saber si se iba a quedar, pero a la
muñeca no le importaba, porque sabia que no podia acostumbrarse demasiado a ser feliz, pero 
lo que si podia hacer era aprovechar este efimero milagro que era su felicidad. Esta pequeña le
habia cosido los brazos, habia devuelto el brillo a sus ojos y hecho ropas nuevas para ella, por 
primera vez limpia la muñeca se sintio por primera vez especial, y comenzo a desear estar 
juntas para siempre. 

Se convirtio la muñeca en confidente, silenciosa amiga, y fue creciendo en ella una profunda 
adoracion por su joven salvadora. Esta niña que siempre parecia sonreirle y cuidarla, hacer feliz a su
Isabella, nombre que le habia dado a la muñeca. Pocas veces se quejaba, pocas veces supo la
muñeca de los dolores que pudiesen aquejar a su dueña, a esta princesa fuerte que siempre 
parecia tan pefecta, Isabella creia verle en los ojos una pequeña lagrima por las noches, pero
no era capaz de hacer otra cosa que estar a su lado, y desear que la felicidad llenara su corazon.

Y si bien la muñeca era feliz como nunca en su vida con solo estar con su niña, aprendio a querer
a las otras muñecas que conocio en la habitacion color de rosa donde pasaba sus dias y noches, 
llego a quererlas como sus compañeras, como sus amigas y hermanas y poco a poco su mundo fue 
creciendo e iluminandose cada vez mas. 

Pero Isabella habia olvidado que en la vida, a diferencia de la muerte, hay fases, momentos, pero nada
es para siempre, y asi como hay alegrias, vienen a veces tiempos en los cuales de la tristeza no se puede 
escapar. Y este momento llego hasta el mundo rosa, en el cual habia habitado por un tiempo que 
parecio tan perfecto, un dolor profundo, terrible, que la hizo creer que volveria a morir. 

Su niña, su querida niña se marchaba, se iba y no la llevaba con ella, y no dijo nunca si iba a volver, 
llevaba el rostro oscuro, y una enorme maleta que parecia cargar todos los recuerdos que era imposible
dejar atras. Se marcho sin decir palabra y pero no volvio a dejarla en soledad, porque la niña se fue del
mundo rosa, pero la muñeca no. 

En la habitacion rosa quedo ella, con ese sufrimiento pero ya no en un rincon, ni sola, ni fea. Ahora tenia 
sus recuerdos, tenia un mundo nuevo, tenia la luz, a sus hermanas y habia conocido el amor y mas que 
nada tenia esperanza, en un futuro, en un mañana, en un regreso que podria o no ocurrir. Porque a esta
muñeca le habian reparado el corazon, y aunque ahora estuviera un poco roto otra vez, habia ahora 
muchas otras muñecas con ella, haciendola feliz, ayudandole a dejar ir lo que se iba, y a vivir cada 
dia. 

Ahora mas que nada, Isabella habia aprendido, que sin importar que las cosas buenas lleguen a acabarse, 
que mas alla de las tristezas que vienen y van, mientras haya alguien que le tienda una mano al 
que sufre, mientras haya quien le enseñe a querer, y quien le ilumine el corazon, si hay amigos 
que le quieran... nadie volvera a poner a la muñeca en un rincon.

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